La carrera espacial del Siglo XXI
El espacio vuelve a ser el escenario de competición de una nueva carrera espacial en la que ya no juegan solamente las grandes potencias como Estados Unidos, China, Rusia, la India, etc. La llegada de empresas con notables inversiones y desarrollo tecnológico en el espacio, como Space X o Amazon, ha convertido al espacio en un "terreno" de oportunidades que numerosos actores no han querido dejar escapar. Hoy en día, el espacio permite que casi todas las facetas de la sociedad y es fundamental para la vida diaria de los ciudadanos de casi todo el planeta. La sociedad no sólo depende de las capacidades espaciales, sino que espera que la servicios que brindan para estar siempre presente. Un día sin conexión al espacio podría tener consecuencias catastróficas en numerosos ámbitos: el transporte aéreo, el turismo, la monitorización de fenómenos naturales, las transferencias bancarias, etc. (Aquí información sobre las órbitas espaciales)
Debido a la relevancia del espacio, la apuesta es clara, o se invierte ahora o se corre el riesgo de quedarse desfasado en un sector que crece anualmente más de un 10% y que, según todos los expertos, puede ser un escenario nuevo de confrontación entre poderosos actores, como ya lo fue entre la URSS y los Estados Unidos. La diferencia de esta carrera espacial es que la competencia está más repartida y, al contrario que ocurriera durante la Guerra Fría en la que los estados dominaban la tecnología espacial, esta vez existen numerosos competidores de ámbito civil, como son la ya citada Space X, Google, Amazon, etc. La creación del Mando Espacial americano por parte de los Estados Unidos es una clara declaración de intenciones de la administración americana; como asegura el propio mandato del Mando Espacial americano: "el espacio afecta prácticamente en todos los aspectos de nuestra vida cotidiana". China, con su llegada a la cara oculta de la Luna y también a Marte certifica la apuesta del gigante asiático por el sector espacial, pero sobre todo pronostica una competición y una más que segura militarización del espacio.
Durante más de medio siglo, la tecnología espacial ha proporcionado la Estados Unidos con una importante ventaja estratégica, era prácticamente el único actor con capacidades espaciales en detrimento de sus competidores que apenas podían competir contra el todopoderoso ejército americano. El Espacio es clave en la seguridad seguridad nacional de todos los países desarrollados, cuya dependencia del espacio es más que evidente. El espacio ya no es un santuario de tecnología y colaboración entre países. Como consecuencia de los avances tecnológicos y la escasa legislación aplicable, existen nuevos desafíos de seguridad requieren innovación y adaptación continua que permitan a los estados operar en el espacio de una forma segura y sin interferencias. Esta falta de legislación, los recursos infinitos que ofrece el espacio y la elevada competitividad por parte de numerosos actores ha supuesto que el espacio sea un ámbito de clara competición estratégica.
El lanzamiento del Sputnik fue un hito en la carrera espacial de la Guerra Fría, y supuso un aviso para los Estados Unidos que se quedaron perplejos al ver como su rival hegemónico daba un paso de gigante en la carrera espacial. Un satélite soviético volando por encima de los Estados Unidos fue una terrible noticia para la población americana, que se horrorizaba con la idea de que un satélite ruso pudiera estar espiándolos. El Sputnik fue lanzado el 4 de octubre de 1957. Luego empezó a orbitar la Tierra a la velocidad de una vuelta completa cada 98 minutos. Con su señal, el satélite permitió a la URSS enviar un mensaje a todo el planeta, pero especialmente a su rival EE. UU acerca de la superioridad soviética del momento. Sputnik fue clave en la Guerra Fría porque inició la carrera espacial entre la Unión Soviética y Estados Unidos. Aunque era un simple satélite, la principal amenaza de Sputnik era, sin lugar a dudas, el misil que lo puso en el espacio. Era un misil balístico intercontinental que la había desarrollado la Unión Soviética; por primera vez en su historia reciente Estados Unidos se sintió un país amenazado. En los años siguientes, los soviéticos acumularon éxitos frente a la administración americana: el primer hombre y la primera mujer en el espacio, la primera salida extra vehicular y el primer ingenio humano en aterrizar en la Luna y posteriormente Venus. Con la llegada de los estadounidenses a la Luna en 1969, la carrera espacial iniciada por el Sputnik terminó con "victoria americana". Sin embargo, la batalla política de la Guerra Fría tuvo un especial capítulo en el Espacio, como podría estar sucediendo actualmente entre Estados Unidos y China.
Satélite Sputnik lanzado por la URSS
El satélite Sputnik lanzado por la URSS supuso todo un hito para la ciencia espacial, sobre todo para la URSS. Sin embargo, en el lado americano este hecho se analizó como una amenaza contra su seguridad. Por ejemplo, los periódicos americanos abrían sus diarios con titulares como los siguientes:
"Los soviéticos lanzan el primer satélite al espacio; viaja a más de 18.000 millas por hora y pasa por encima de los Estados Unidos cuatro veces al día!
"Los soviéticos ganan la carrera espacial al lanzar el primer satélite terrestre"
Como prueba de la militarización del espacio, hace ya una década, en el año 2007, China realizó con éxito una prueba anti-satélites (ASAT) sobre uno de sus satélites que orbitaba a una altura de 865 km, creando más de 35.000 piezas de basura espacial. Aunque recibió notables críticas, no fueron lo suficiente como para impedir que otros países continuaran por esta senda; la India, Rusia y Estados Unidos, han probado sistemas espaciales con capacidad de ataques cinéticos ASAT. Las numerosas pruebas de misiles anti satélite por parte de distintos países ha puesto de manifiesto la llegada al espacio de numerosos actores, en los que ya no sólo las grandes superpotencias tienen acceso al espacio. Además de lo anterior, para numerosos expertos en la materia, la expansión científica y militar de China en el espacio, especialmente desde su llegada a Marte y a la cara oculta de la Luna, supondrá un cambio notable en las relaciones de colaboración que, hasta ahora, basadas en el Corpus Iuris Spatialis, se han dado en el espacio ultraterrestre. Sin duda la palabra competición dará paso a esa supuesta colaboración que se ha dado hasta ahora.
La carrera espacial se ha crecido exponencialmente por dos razones principales: el abaratamiento de costes para lanzar un satélite, normalmente de comunicaciones al espacio; y la creciente necesidad de la sociedad de conexión a internet en cualquier parte del mundo. En 2020, el 94% de todas las naves espaciales lanzadas fueron satélites “smallsats”; unos satélites cuyo peso en inferior a 600 kilogramos, cuya principal utilidad es dar cobertura de internet y observación de la tierra, lo cual se ha convertido en una necesidad tanto para los estados como para la sociedad actual, cada vez más dependiente de las comunicaciones. Dentro del ámbito de cobertura satelital de internet, dos compañías privadas, Starlink by SpaceX y OneWeb lanzaron casi 1,000 smallsats en el año 2020. Ambas compañías planea lanzar más de 40,000 satélites próximamente para formar "megaconstelaciones" en órbita terrestre baja, que proporcionen cobertura de comunicaciones a todo el planeta. A medida que la órbita terrestre baja se llena de satélites, especialmente de los citados smallsats, aumenta la preocupación por los desechos espaciales, al igual que la posibilidad real de colisiones; de hecho, como se puede observar en la imagen, la basura espacial empieza a ser un grave problema de congestión en el espacio.
Según datos aportados por la NASA, actualmente alrededor de nuestro planeta hay más de 20.000 fragmentos de residuos que son de un tamaño mayor al de una pelota de béisbol...también se encuentran en órbita más de medio millón de trozos de residuos que tienen las mismas dimensiones que una canica. Junto a todos estos trozos, también hay más de 100 millones de fragmentos menores de un milímetro de tamaño
La militarización del espacio